El caso Sloane: Para ganar, siempre debes ir un paso por delante de tu rival 

En la cinta que analizamos a continuación, nos encontramos con Elizabeth Sloane (Jessica Chastain), una implacable ejecutiva que intentará, con todos los medios que se pongan a su disposición, llevar a buen puerto una propuesta de legislación para regular el control de armas y así enfrentarse al lobby armamentístico, el más poderoso en Washington.

Hay que decir que nos encontramos ante un thriller que se mueve entre el espionaje industrial, el cine político y el cine judicial para entregar un film que, a golpe de giros de guión, pretende ir siempre por delante del espectador, cosa que nos parece un error, ya que si eres fan de este género cinematográfico, hay cosas que ves a la legua aún a sabiendas de que esas sorpresas son el auténtico estímulo e hilo conductor de la historia que nos cuentan a través del momento actual y de los flashbacks. 
Jessica Chastain
En cuanto al reparto, es la típica película hecha por y para el lucimiento de su protagonista. En este caso, Jessica Chastain realiza una interpretación espectacular, encarnando a una mujer cuyo única meta es ganar, sea cual sea la causa, anteponiéndose ante todo y ante todos. Es decir, esta mujer es la tenacidad en carne y hueso y, perdón por esta afirmación, hay que admitir que le vienen como un guante esas zorras implacables que últimamente suele interpretar, como en esta que nos ocupa o, por citar otro film, la polémica y trepidante La noche más oscura. Al monopolizar la película, el resto de actores cumplen en papeles más pequeños, pero que tienen su relevancia a lo largo del metraje, destacando a Gugu Mbatha-Raw, Michael Stuhlbarg, Mark Strong, Alison Pill, Dylan Baker, John Lithgow y Sam Waterston.

El guión, que corre a cargo de Jonathan Perera, cumple, pero no es fácil adivinar que podría haberse exprimido más en lugar de querer trufar la cinta con multitud de diálogos grandilocuentes o monólogos con exceso de información. Es decir, tira por el método Sorkin, pero claro, este guionista no es el inconfundible guionista neoyorkino. Por lo tanto, estamos ante un guión decente, pero se estrella al querer copiar el método de uno de los guionistas mejor valorados en la industria cinematográfica y televisiva.

Jessica Chastain
La dirección, que corre a cargo de John Madden, es mediocre, salva la papeleta por un guión aseado, una actriz principal que saca adelante el film y unos secundarios muy lustrosos. No se debe a que realice una gran puesta en escena, ya que nunca demostró una pericia destacable tras las cámaras. Es decir, si hubiera caído en manos de otro realizador más competente, podríamos estar ante uno de los grandes estrenos de este año y no quedarse, como se queda, como una película correcta para visionar.


En resumen, una película correcta que podría haber dado más si hubiera caído en manos de otro guionista y otro director, pero que aumenta su nivel gracias a la inenarrable actuación de Jessica Chastain.

Puntuación: 6/10



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